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No temas, pues no serás confundida;
no te avergüences, porque no serás afrentada,
sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud
y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria.
Porque tu marido es tu Hacedor
(“Jehová de los ejércitos” es su nombre).
Él es tu Redentor, el Santo de Israel,
el que será llamado “Dios de toda la tierra.”
Porque como a una mujer abandonada y triste de espíritu
te llamó Jehová,
como a la esposa de la juventud
que es repudiada,
dice el Dios tuyo.

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